En este pasaje, Pablo describe un momento crucial en la iglesia primitiva donde líderes clave, Jacobo, Cefas (Pedro) y Juan, reconocieron la misión divina que se les había confiado a él y a Bernabé. Estos líderes eran muy respetados dentro de la comunidad cristiana primitiva, a menudo vistos como figuras fundamentales o 'columnas' de la iglesia. Al extender la diestra de comunión, no solo reconocieron la gracia y el llamado que Pablo había recibido, sino que también expresaron su apoyo y solidaridad. Este acto de comunión fue un símbolo poderoso de unidad y colaboración, a pesar de las diferentes misiones. Pablo y Bernabé se centrarían en evangelizar a los gentiles, mientras que Jacobo, Pedro y Juan se concentraban en la población judía. Esta división del trabajo no era un signo de división, sino más bien un enfoque estratégico para difundir el Evangelio de manera más efectiva. El pasaje resalta la importancia de reconocer y respetar los diferentes roles y llamados dentro de la comunidad cristiana, enfatizando que todos son parte de una misión más grande para compartir el mensaje de Cristo con el mundo. Sirve como un recordatorio de la fuerza que se encuentra en la unidad y la cooperación, incluso en medio de la diversidad.
Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, y Cefas, y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de comunión, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.
Gálatas 2:9
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