Eber, un ancestro de los israelitas, tuvo dos hijos, Peleg y Joctán. El nombre de Peleg significa "división", y se dice que durante su vida, la tierra fue dividida. Esta división puede interpretarse de varias maneras, como una separación física de masas de tierra o un cambio cultural o lingüístico significativo entre las poblaciones humanas. La mención de Peleg en este contexto puede aludir al evento de la Torre de Babel, donde se confundieron los idiomas y las personas fueron dispersadas. Joctán, el hermano de Peleg, también es una figura importante, ya que sus descendientes están listados en las genealogías que conducen a varias tribus en la península arábiga. Este versículo subraya la importancia de los nombres en tiempos bíblicos, que a menudo reflejan eventos históricos o propósitos divinos. También enfatiza la continuidad del plan de Dios a través de diferentes generaciones, mostrando cómo cada persona y evento desempeña un papel en la narrativa más amplia de la historia humana.
Y a Heber nacieron dos hijos; el nombre de uno fue Peleg, porque en sus días fue repartida la tierra; y el nombre de su hermano fue Joctán.
Génesis 10:25
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