Rebeca, profundamente preocupada por la seguridad de su hijo Jacob, le instruye que huya a casa de su hermano Labán en Harán. Este consejo sigue al engaño de Jacob a su padre Isaac, donde se hizo pasar por su hermano Esaú para recibir la bendición destinada al primogénito. Esaú, furioso por haber sido engañado, planea matar a Jacob, lo que lleva a la urgente súplica de Rebeca para que su hijo escape. Este momento subraya las complejas dinámicas familiares en juego, donde el favoritismo y el engaño han llevado a una familia fracturada. La naturaleza protectora de Rebeca es evidente mientras busca preservar la vida de Jacob, incluso si eso significa enviarlo lejos. Su decisión también refleja la importancia cultural de los lazos familiares y las alianzas, ya que recurre a su propia familia en busca de refugio. El viaje de Jacob a Harán marca el comienzo de un capítulo significativo en su vida, lleno de desafíos y crecimiento. Esta narrativa invita a reflexionar sobre las consecuencias de nuestras acciones, el poder de los lazos familiares y hasta dónde puede llegar un padre para proteger a su hijo.
Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate, huye a Harán, a casa de Labán, hermano de tu madre.
Génesis 27:43
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