El capítulo treinta y uno de Génesis narra la huida de Jacob de la casa de Labán, su suegro. Después de años de trabajo arduo y de haber prosperado, Jacob siente que es el momento de regresar a su tierra. Sin embargo, teme la reacción de Labán, quien ha cambiado su actitud hacia él. Jacob, con la ayuda de su familia, escapa en secreto, llevándose a sus esposas, hijos y ganado. Labán, al enterarse de la huida, lo persigue, pero Dios interviene y advierte a Labán en un sueño que no debe hacerle daño a Jacob. La confrontación entre ambos hombres revela tensiones acumuladas y culmina en un pacto de paz, simbolizado por una pila de piedras. Este capítulo destaca la fidelidad de Dios en la protección de Jacob y la importancia de la reconciliación en las relaciones humanas.
Génesis capítulo 31
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