El capítulo treinta y cinco de Génesis narra el regreso de Jacob a Betel, donde Dios le había aparecido anteriormente. Después de los eventos en Siquem, Dios instruye a Jacob que regrese a este lugar sagrado y lo consagre. Jacob, obediente, purifica a su familia y se dirige a Betel, donde erige un altar en agradecimiento a Dios. En este capítulo, Dios renueva el pacto con Jacob, reafirmando las promesas de que su descendencia será numerosa y que tendrá la tierra de Canaán. Sin embargo, el capítulo también incluye la trágica muerte de Raquel, la amada esposa de Jacob, durante el parto de su segundo hijo, Benjamín. Este evento marca un momento de dolor en la vida de Jacob, pero también resalta la fidelidad de Dios en medio de las dificultades. La historia de Jacob en Betel es un recordatorio de la importancia de la adoración y la obediencia en la vida del creyente.
Génesis capítulo 35
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