En los registros genealógicos de Esaú, hijo de Isaac y hermano de Jacob, encontramos los nombres de sus descendientes, que incluyen a los hijos de su esposa Oholibamah: Jeush, Jalam y Coré. Estas genealogías son más que simples listas de nombres; son un testimonio de la importancia de la familia y la herencia en la narrativa bíblica. Proporcionan un marco histórico que nos ayuda a comprender las relaciones y alianzas formadas entre diferentes tribus y naciones. La mención de los hijos de Esaú también resalta el cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham, quien sería padre de muchas naciones. A través de estas genealogías, vemos cómo se despliega el plan de Dios a lo largo de las generaciones, entrelazando las historias de individuos en un tapiz más grande de propósito divino. Estos registros nos recuerdan el legado perdurable de la familia y las maneras en que nuestras vidas están interconectadas con aquellos que nos precedieron y con los que vendrán después de nosotros. Nos invitan a reflexionar sobre nuestro propio lugar dentro de la historia más amplia de la humanidad y la obra continua de Dios en el mundo.
Estos son los hijos de Esaú: los duques de Temán, los duques de Omar, los duques de Zefo, los duques de Kenaz.
Génesis 36:18
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