Los hermanos de José, impulsados por los celos y el resentimiento, conspiran para matarlo y deshacerse de su cuerpo en una cisterna, con la intención de inventar una historia sobre su muerte a manos de un animal salvaje. Su animosidad proviene de los sueños de José, que implican que un día tendrá autoridad sobre ellos. Este versículo subraya la naturaleza destructiva de la envidia y el potencial que tiene para llevar a acciones dañinas. Sin embargo, también sirve como un momento clave en la narrativa, preparando el camino para el eventual ascenso de José al poder en Egipto. A pesar de las intenciones maliciosas de los hermanos, la providencia de Dios está en acción, convirtiendo sus acciones en parte de un plan más grande para la vida de José y el futuro de su familia. Esta historia nos recuerda el potencial de redención y el despliegue de los planes divinos, incluso en medio de la mala conducta humana. Nos anima a confiar en la soberanía de Dios y en el bien que puede surgir de circunstancias difíciles.
Echémosle en una cisterna; y diremos que una mala bestia le devoró. Y veremos qué será de sus sueños.
Génesis 37:20
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