La historia de José comienza con una dinámica familiar llena de tensión y celos. Jacob, también conocido como Israel, amaba a José más que a sus otros hijos, lo que era evidente para todos, incluidos los hermanos. Este favoritismo no era solo un sentimiento privado, sino que se manifestaba abiertamente, probablemente a través de las acciones de Jacob y quizás incluso con regalos, como la famosa túnica de colores. La reacción de los hermanos fue de odio, que creció hasta el punto en que no podían hablar amablemente con José. Esta animosidad preparó el terreno para futuros conflictos y traiciones.
El versículo destaca el poder destructivo del favoritismo y los celos dentro de una familia. Sirve como una advertencia sobre los peligros de permitir que tales emociones se agraven. El favoritismo puede llevar a la división y al rencor, mientras que los celos pueden cegar a las personas ante el valor de sus relaciones. Este pasaje invita a los lectores a reflexionar sobre sus propias relaciones, instándolos a practicar la equidad, el amor y la comunicación abierta para prevenir divisiones similares. Nos recuerda la importancia de fomentar un ambiente familiar donde cada miembro se sienta valorado y amado.