El nacimiento de Selá, el tercer hijo de Judá, es un evento significativo en la genealogía de la familia de Judá. Este versículo señala que Selá nació en Quezib, enfatizando la importancia del lugar en las narrativas bíblicas. El nombrar a Selá y mencionar Quezib sirven como hitos en la historia de la descendencia de Judá, que es crucial para entender la narrativa más amplia de la Biblia, especialmente la línea que conduce al rey David y, en última instancia, a Jesucristo.
Este pasaje destaca la importancia de la familia y la herencia, que son temas centrales a lo largo de la Biblia. Subraya cómo Dios trabaja a través de familias y generaciones, a menudo de maneras que no son inmediatamente evidentes. La mención de Quezib también sugiere un sentido de continuidad y conexión con la tierra, un tema recurrente en la historia bíblica. Reflexionar sobre este versículo nos invita a considerar cómo nuestras propias historias familiares y los lugares de donde venimos contribuyen a nuestra identidad y a los roles que desempeñamos en el plan en desarrollo de Dios.