Cuando José ve a sus hermanos en Egipto, los reconoce de inmediato, pero ellos no lo reconocen. Este encuentro es significativo porque marca la primera vez que José ve a sus hermanos desde que lo vendieron como esclavo. Al hacerse pasar por un extraño y hablarles con dureza, José crea una situación que le permite observar su comportamiento e intenciones sin revelar su identidad. Este enfoque puede verse como una forma de protegerse emocionalmente y evaluar si sus hermanos han cambiado con el tiempo.
La respuesta de los hermanos, al decir que vienen de Canaán a comprar comida, es directa, reflejando su situación desesperada debido a la hambruna. Esta interacción establece el escenario para una serie de eventos que eventualmente llevarán a la reconciliación y sanación dentro de la familia. Las acciones de José, aunque aparentemente severas, son parte de un plan más grande para lograr la restauración. Esta historia nos anima a considerar el poder del perdón y la posibilidad de transformación, incluso en relaciones marcadas por un profundo dolor y traición. También ilustra cómo Dios puede obrar a través de situaciones complejas para cumplir sus propósitos.