Rubén, como el hijo mayor de Jacob, ocupa un lugar significativo en la línea familiar. Sus hijos—Hanoc, Pallu, Hezrón y Carmi—son mencionados para enfatizar la continuidad de la línea familiar, un tema recurrente en la Biblia. Las genealogías como esta son importantes porque trazan el cumplimiento de las promesas de Dios a Abraham, Isaac y Jacob, mostrando cómo cada generación desempeña un papel en el desarrollo del plan divino. Estos nombres también reflejan la importancia cultural de la familia y la herencia en el antiguo Israel, donde la línea de descendencia estaba ligada a la identidad, la herencia y el estatus social. Al preservar estos registros, la Biblia subraya la fidelidad de Dios en mantener Su pacto con Su pueblo a través de generaciones sucesivas. Este versículo invita a reflexionar sobre el valor de la familia, el legado que dejamos y las maneras en que nuestras vidas contribuyen a una narrativa divina más amplia.
Y los hijos de Rubén: Hanoc, y Falu, y Hezrón, y Carmi.
Génesis 46:9
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