En este encuentro, José presenta a su padre Jacob ante el faraón, el poderoso gobernante de Egipto. Jacob, quien ha soportado muchas pruebas y tribulaciones, se acerca al faraón con una bendición. Este acto es profundo, ya que muestra que las bendiciones no están limitadas por el estatus social o las dinámicas de poder. Jacob, un patriarca del pueblo elegido por Dios, reconoce la bondad del faraón al proporcionar un refugio seguro para su familia durante un tiempo de hambre. Este encuentro subraya temas de humildad, gratitud y el reconocimiento de la providencia de Dios en lugares inesperados.
La bendición de Jacob al faraón puede verse como un gesto de paz y buena voluntad, que une divisiones culturales y sociales. También significa la continuación del pacto de Dios con la familia de Jacob, mientras encuentran sustento y seguridad en Egipto. Este momento es un recordatorio de la importancia de reconocer y respetar a aquellos que nos ayudan en tiempos de necesidad, y destaca la naturaleza universal de las bendiciones y la gratitud. Las acciones de Jacob demuestran que incluso en tierras extranjeras, la presencia y las promesas de Dios permanecen firmes.