En este versículo, Dios entrega un mensaje a Zorobabel, el gobernador de Judá, a través del profeta Hageo. La afirmación sobre hacer temblar los cielos y la tierra es una metáfora de un cambio significativo o intervención divina. Sugiere que Dios está a punto de iniciar una transformación que impactará no solo el mundo físico, sino también los ámbitos espiritual y político. Este mensaje tiene como objetivo alentar a Zorobabel y al pueblo de Judá, recordándoles que Dios está en control y tiene el poder de cambiar su situación.
El contexto de este mensaje es importante. El pueblo de Judá estaba regresando del exilio y enfrentaba la abrumadora tarea de reconstruir su templo y sus vidas. La promesa de Dios de hacer temblar los cielos y la tierra les asegura que Él está con ellos y apoyará sus esfuerzos. También sirve como un recordatorio de que los planes de Dios son amplios y abarcan toda la creación. Este versículo invita a los creyentes a confiar en la soberanía de Dios y a mantenerse firmes en su fe, sabiendo que Dios puede traer cambios profundos y renovación a sus vidas.