Este versículo se dirige a aquellos que habían visto el templo original, construido por Salomón, en toda su esplendor antes de ser destruido. Reconoce el marcado contraste entre la gloria pasada y el estado actual del templo, que parece insignificante en comparación. Esta pregunta retórica busca despertar las emociones del pueblo, recordándoles lo que se ha perdido y el trabajo que queda por hacer. Sin embargo, no está destinada a desanimar, sino a motivar a la acción. El mensaje subyacente es uno de esperanza y aliento, sugiriendo que, aunque el presente pueda parecer sombrío, hay una oportunidad para la renovación y la restauración. Se enfatiza la importancia de la fe y la perseverancia ante los desafíos. El versículo invita a la comunidad a imaginar un futuro donde el templo pueda nuevamente ser un lugar de belleza y significado, simbolizando la presencia de Dios entre ellos. Es un llamado a confiar en la promesa de restauración de Dios y a participar activamente en el proceso de reconstrucción.
¿Quién de vosotros ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su primera gloria? ¿Y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada en vuestros ojos?
Hageo 2:3
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