Dios nos enseña que la paciencia y la esperanza en Él son esenciales. Su compasión y amor son constantes, pero a veces necesitamos esperar el momento adecuado para ver su obra en nuestras vidas. Dios es justo y su tiempo es perfecto. Aquellos que confían y esperan en Él son bendecidos con su misericordia y amor. Esta espera no es en vano, sino que nos prepara y fortalece nuestra fe. La justicia de Dios asegura que nuestras esperas y sufrimientos no son ignorados, sino que tienen un propósito en su plan divino. La bendición llega a quienes perseveran en la fe y esperanza en Dios. Su compasión es una promesa segura para todos los que confían en su justicia y amor eterno.
Por eso el Señor espera para tener piedad de ustedes, por eso se levanta para mostrarles compasión. Porque el Señor es un Dios de justicia; bienaventurados todos los que esperan en él.
Isaías 30:18
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