El cuadragésimo segundo capítulo de Isaías introduce la figura del Siervo de Dios, quien es llamado a traer justicia y luz a las naciones. El profeta describe cómo este Siervo no gritará ni alzará la voz, sino que llevará a cabo su misión con humildad y compasión. Isaías destaca que el Siervo será un faro de esperanza para los gentiles, trayendo la salvación y la redención. Este capítulo es un poderoso recordatorio de la misión de Cristo, quien cumplirá estas profecías a través de Su vida y ministerio. La promesa de justicia y luz resuena en el corazón de los creyentes, invitándolos a seguir el ejemplo del Siervo y a ser portadores de esperanza en un mundo necesitado.
Isaías capítulo 42
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