Dios se dirige a su pueblo con palabras de consuelo y seguridad, enfatizando su papel como Creador. Al formarlos con intención y cuidado, destaca una relación personal y amorosa. Este versículo subraya la conexión íntima entre Dios y su pueblo, asegurándoles su constante presencia y ayuda. Al mencionar a Jacob y Jesurún, Dios reafirma su pacto con Israel, recordándoles su estatus de elegidos. La exhortación a no temer es un poderoso aliento, ya que refleja la promesa de Dios de estar con ellos en todas las circunstancias. Este mensaje de apoyo divino y selección es atemporal, ofreciendo a los creyentes de hoy la misma certeza del amor y la protección de Dios. Invita a reflexionar sobre la naturaleza de la relación de Dios con la humanidad, caracterizada por el cuidado, el propósito y el compromiso inquebrantable. En tiempos de miedo o duda, este versículo sirve como un recordatorio de la fuerza y el valor que se encuentran en las promesas de Dios, animando a los creyentes a confiar en su guía y amor.
Así dice el Señor que te hizo, y te formó desde el vientre, y te ayudará: No temas, oh Jacob, siervo mío; y tú, Jesurún, a quien escogí.
Isaías 44:2
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