En este pasaje, Dios ordena a Jeremías que tome un rollo y registre todos los mensajes que ha entregado sobre Israel, Judá y otras naciones. Esta directiva abarca desde el tiempo del rey Josías hasta el momento presente en la vida de Jeremías. El acto de escribir es significativo, ya que garantiza que las palabras de Dios se conserven y puedan compartirse con las generaciones futuras. Resalta la importancia de las escrituras como herramienta para la enseñanza, la corrección y el aliento.
La obediencia de Jeremías al escribir estos mensajes refleja su papel como profeta y la seriedad con la que aborda los mandatos de Dios. Al documentar estas comunicaciones divinas, Jeremías proporciona un registro histórico de las interacciones de Dios con su pueblo, incluyendo advertencias de juicio y promesas de esperanza. Este proceso de escritura también actúa como un medio de responsabilidad, tanto para el pueblo que recibe los mensajes como para Jeremías como mensajero. Destaca la naturaleza perdurable de la palabra de Dios y su relevancia a lo largo del tiempo y las circunstancias.