Jeremías 46:2 introduce una profecía sobre la derrota del ejército egipcio liderado por el faraón Neco en Carquemis, a manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia. Esta batalla, que tuvo lugar en el cuarto año del reinado de Joacim, fue un momento crucial en la historia antigua, marcando el declive de la influencia egipcia y el ascenso de Babilonia como una potencia dominante. Para el pueblo de Judá, este evento fue un recordatorio poderoso del control de Dios sobre los asuntos de las naciones. Demostró que la fuerza política y militar está sujeta al plan supremo de Dios. Esta profecía, entregada a través de Jeremías, no solo es un relato histórico, sino también una lección espiritual sobre la futilidad de confiar en la fuerza humana y en las alianzas. En cambio, llamó al pueblo a reconocer la soberanía de Dios y a confiar en Su propósito divino. La derrota en Carquemis fue un cumplimiento de la palabra de Dios, mostrando Su capacidad para guiar el curso de la historia según Su voluntad. Esto anima a los creyentes a tener fe en la autoridad suprema de Dios y en Sus planes para el mundo.
Acerca de Egipto, contra el ejército de Faraón Neco, rey de Egipto, el cual estaba junto al río Eufrates en Carquemis, el cual fue herido por Nabucodonosor, rey de Babilonia, en el cuarto año de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá.
Jeremías 46:2
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