En este versículo, se utiliza la imagen de un animal fuerte, probablemente un buey, para cuestionar la dependencia humana en la fuerza terrenal para realizar tareas esenciales como transportar grano y trillar. La pregunta retórica planteada sugiere que incluso las criaturas más poderosas tienen sus limitaciones. Esto sirve como una metáfora para los esfuerzos humanos, recordándonos que aunque podemos depender de la fuerza física o de los recursos, hay una necesidad mayor de confiar en la provisión y la guía de Dios. Este pasaje invita a reflexionar sobre las fuentes de nuestra confianza y a reconocer que la seguridad y el éxito últimos provienen de Dios. Esta perspectiva fomenta la humildad y la fe, reconociendo que aunque los esfuerzos humanos son importantes, no son suficientes sin el apoyo divino. Nos desafía a considerar dónde colocamos nuestra confianza y a buscar una relación más profunda con Dios, quien es la verdadera fuente de fuerza y sustento.
¿Podrás confiar en él, porque es grande su fuerza? ¿Le dejarás hacer tu trabajo?
Job 39:11
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