En esta declaración profética, Dios habla de un futuro en el que Su Espíritu será derramado abundantemente sobre todas las personas, trascendiendo las fronteras tradicionales de edad, género y estatus social. Este derramamiento significa una profunda renovación espiritual y democratización de los dones divinos, donde todos, desde los jóvenes hasta los ancianos, experimentarán la presencia de Dios de maneras poderosas y personales. El hecho de que los hijos e hijas profeticen indica que el mensaje de Dios será comunicado a través de todas las personas, no solo de unos pocos elegidos. Los ancianos soñando sueños y los jóvenes viendo visiones sugieren que la revelación de Dios será accesible a todas las generaciones, proporcionando orientación y comprensión de Su voluntad. Esta promesa del derramamiento del Espíritu es una fuente de esperanza y aliento, afirmando que Dios está activamente involucrado en la vida de Su pueblo, equipándolos para cumplir con sus roles únicos en Su reino. Invita a los creyentes a anticipar y abrazar la obra dinámica del Espíritu Santo en sus vidas y comunidades, fomentando un sentido de unidad y propósito en el plan general de Dios.
Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
Joel 2:28
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