En esta profunda declaración, Jesús profetiza su crucifixión, utilizando la metáfora de ser 'levantado' para describir su inminente muerte en la cruz. Esta imagen no solo se refiere al acto físico de la crucifixión, sino que también significa su glorificación y el propósito último de su sacrificio. Al ser 'levantado', Jesús se convierte en el punto focal del plan redentor de Dios, ofreciendo salvación a todos los que creen. Su crucifixión es el momento clave donde el amor divino y la justicia se encuentran, atrayendo a personas de todas las naciones y antecedentes hacia Él.
La frase 'atraeré a todos a mí mismo' resalta el alcance universal de la misión de Jesús. Subraya la naturaleza inclusiva de su amor y la invitación extendida a toda la humanidad para experimentar su gracia y perdón. Esta promesa asegura a los creyentes que nadie está fuera del alcance del amor de Dios y que, a través del sacrificio de Jesús, todos son bienvenidos a tener una relación con Él. Este versículo es un poderoso recordatorio del poder transformador de la cruz y la esperanza que trae al mundo.