Caleb, miembro de la tribu de Judá, se acerca a Josué en Gilgal para recordarle una promesa significativa que Dios hizo a través de Moisés. Esta promesa fue dada en Cades Barnea, un lugar de gran importancia en el viaje de Israel hacia la Tierra Prometida. Caleb y Josué fueron parte de los espías originales enviados a explorar la tierra, y fueron los únicos que regresaron con un informe positivo, confiando en la capacidad de Dios para entregar la tierra en sus manos.
El recordatorio de Caleb no se trata solo de una promesa personal, sino que refleja su profunda fe y confianza en la palabra de Dios. A pesar de los muchos años que han pasado, Caleb se mantiene firme en su creencia de que Dios cumplirá Sus promesas. Este encuentro es un poderoso ejemplo de paciencia y fidelidad, animando a los creyentes a confiar en el tiempo de Dios y a mantener la esperanza incluso cuando el cumplimiento parece retrasarse. La historia de Caleb nos inspira a aferrarnos a las promesas de Dios, sabiendo que Él es fiel y Su palabra es verdadera.