Los espías enviados por Josué para explorar la ciudad de Jericó se encuentran en una situación delicada, dependiendo de la ayuda de Rahab, una mujer local. A cambio de su asistencia y discreción, prometen protegerla a ella y a su familia cuando invadan la ciudad. Este acuerdo es significativo, ya que muestra el poder de la confianza mutua y el valor de cumplir con la palabra dada. La disposición de Rahab para ayudar a los espías, a pesar de los riesgos, demuestra su fe y valentía. Sus acciones no solo aseguran la seguridad de su familia, sino que también la alinean con el pueblo de Israel y su Dios. La promesa de los espías refleja su confianza en el plan de Dios y su compromiso de honrar a quienes les apoyan. Este momento anticipa la eventual caída de Jericó y el cumplimiento de la promesa de Dios a Israel, ilustrando que los actos de bondad y fe pueden llevar a la redención y protección. La narrativa anima a los creyentes a confiar en la fidelidad de Dios y a actuar con integridad y compasión, sabiendo que tales acciones son honradas y recompensadas por Dios.
Y ellos le dijeron: Nuestra vida responderá por la vuestra; si no denunciáis este asunto nuestro, será así: cuando Jehová nos dé la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.
Josué 2:14
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