En la distribución de la Tierra Prometida entre las tribus de Israel, a los levitas se les asignaron ciudades específicas para habitar, ya que no recibieron un gran territorio como las otras tribus. Su herencia era el Señor, y eran sostenidos por las ofrendas y diezmos del pueblo. Este versículo señala que la tribu de Benjamín proporcionó a los levitas las ciudades de Gabaón y Gabaá. Gabaón fue una ciudad significativa, conocida por su papel posterior en la historia de Israel, y Gabaá estaba estratégicamente ubicada. Esta asignación garantizó que los levitas estuvieran distribuidos por toda la tierra, permitiéndoles cumplir con sus deberes religiosos y mantener la vida espiritual de la nación. El arreglo simboliza la integración de la vida espiritual y comunitaria, donde la comunidad apoya a aquellos que sirven a Dios, y a cambio, los levitas brindan orientación y liderazgo espiritual.
Este modelo de apoyo mutuo entre las tribus y los levitas es un recordatorio de la importancia de cuidar a quienes dedican su vida al servicio de Dios, asegurando que la espiritualidad y la comunidad estén siempre entrelazadas.