Los israelitas actúan en obediencia al mandato de Dios al proporcionar a los levitas ciudades y tierras de pastoreo circundantes. Los levitas, responsables del liderazgo y las funciones religiosas, no recibieron una gran herencia de tierra como las otras tribus. En cambio, se les dieron ciudades específicas dentro de los territorios de las otras tribus, asegurando que pudieran vivir entre el pueblo al que servían. Este arreglo refleja la naturaleza comunitaria de la sociedad israelita, donde cada tribu apoyaba a los levitas en su papel espiritual. Subraya la importancia de compartir recursos y responsabilidades para mantener una comunidad equilibrada y armoniosa. Al seguir las instrucciones de Dios, los israelitas demuestran su compromiso de mantener el orden espiritual y social establecido por Él. Este pasaje invita a reflexionar sobre el valor de la obediencia, el apoyo comunitario y la integración del liderazgo espiritual en la vida diaria, principios que continúan resonando en las comunidades cristianas hoy en día.
Y los hijos de Israel dieron de su herencia a los levitas, por mandato de Jehová, estas ciudades y sus ejidos.
Josué 21:3
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