En este versículo, Dios da una orden directa a Josué, instruyéndolo para que diga a los sacerdotes que salgan del río Jordán. Los sacerdotes habían estado de pie en el lecho del río, sosteniendo el arca del pacto, que simbolizaba la presencia de Dios entre Su pueblo. Su presencia en el río había hecho que las aguas dejaran de fluir, permitiendo que los israelitas cruzaran sobre tierra seca. Este evento milagroso fue una poderosa demostración del poder de Dios y de Su fidelidad a Sus promesas.
El arca del pacto era central en la fe de los israelitas, representando el pacto de Dios con ellos y Su guía. Al ordenar a los sacerdotes que salgan del río, Dios está señalando la culminación de este cruce milagroso y el comienzo de un nuevo capítulo en el viaje de los israelitas. Resalta la importancia de la obediencia a los mandamientos de Dios y el papel del liderazgo en guiar a Su pueblo. Este momento sirve como un recordatorio de la constante presencia de Dios y Su capacidad para abrir caminos incluso cuando las circunstancias parecen imposibles.