Josué guía a los israelitas para abordar una grave violación de la fe. La desobediencia de Acán, al tomar objetos prohibidos de Jericó, había causado que Israel sufriera una derrota. La comunidad se reúne para enfrentar el pecado que había interrumpido su relación con Dios. Llevar a Acán y sus posesiones al valle de Acor simboliza un esfuerzo comunitario por eliminar la fuente de problemas y restaurar la armonía con Dios. Este evento destaca la gravedad del pecado y la necesidad de rendir cuentas dentro de la comunidad. También enfatiza la naturaleza colectiva del pacto de Israel con Dios, donde las acciones de una persona pueden afectar a todos. El valle de Acor, que significa 'trouble' (problema), se convierte en un lugar de juicio, pero también en el comienzo de la sanación y la restauración para Israel. Sirve como un poderoso recordatorio de la necesidad de obediencia y la esperanza de redención cuando la comunidad se vuelve hacia Dios con sinceridad.
Entonces Josué y todo Israel tomaron a Acán hijo de Zera, y la plata, y el manto, y la barra de oro, y a sus hijos, y a sus hijas, y a sus bueyes, y a sus asnos, y a su ovejas, y a su tienda, y todo lo que tenía; y lo llevaron al valle de Acor.
Josué 7:24
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