Los gibeonitas, un grupo de personas que habitaban en la tierra prometida a los israelitas, se acercaron a Josué pidiendo misericordia. Habían oído del mandato divino dado a Moisés, que ordenaba a los israelitas tomar posesión de la tierra y eliminar a sus habitantes actuales. Temiendo por su supervivencia, los gibeonitas recurrieron al engaño, pretendiendo ser de una tierra lejana para asegurar un tratado de paz con Israel. Su explicación a Josué revela su conciencia del poder de Dios y la inevitabilidad de Sus planes.
Este encuentro subraya el reconocimiento generalizado de la autoridad de Dios y el temor que esta infundía en las naciones circundantes. También destaca el enfoque estratégico, aunque engañoso, de los gibeonitas para garantizar su seguridad. Para los israelitas, esta situación sirve como un recordatorio de buscar la guía de Dios en todas las decisiones, ya que las apariencias pueden ser engañosas. La narrativa anima a los creyentes a confiar en las promesas de Dios y a actuar con integridad, incluso cuando se enfrentan al miedo o la incertidumbre.