Judas inicia su carta identificándose como siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, lo que lo sitúa dentro del liderazgo cristiano primitivo y otorga peso a su mensaje. Al referirse a sí mismo como siervo, Judas subraya su humildad y dedicación a la misión de Cristo. Escribe a aquellos que son llamados, un término que significa una invitación divina a seguir a Cristo, indicando que los destinatarios son parte de una comunidad elegida.
La mención de ser amados en Dios Padre y guardados para Jesucristo habla de la profunda relación que los creyentes tienen con Dios. Les asegura su posición segura dentro de la familia de Dios, enfatizando que son valorados y protegidos. Este saludo sirve como un poderoso recordatorio de la identidad y propósito de los creyentes, animándolos a vivir su fe con confianza y seguridad. Las palabras iniciales de Judas establecen el tono para el resto de su carta, que busca fortalecer y guiar a la comunidad cristiana en su camino espiritual.