En este versículo, se presenta un momento de hospitalidad y estrategia. Sisera, un comandante del ejército cananeo, se encuentra huyendo tras una derrota y busca refugio en la tienda de Jael, una mujer de una tribu no involucrada directamente en el conflicto. Cuando Sisera pide agua, Jael le ofrece leche, sirviéndola en un tazón digno de un noble. Este acto no solo se trata de hospitalidad; es un movimiento estratégico. La leche es más nutritiva y reconfortante que el agua, y servirla en un tazón de nobleza añade un toque de honor y respeto. Este gesto engaña a Sisera, haciéndolo sentir seguro y respetado.
La elección de la leche en lugar de agua también puede tener un efecto sedante, ayudando a Sisera a relajarse y eventualmente a quedarse dormido, lo que se alinea con el plan de Jael. Este momento es crucial en la historia de la victoria de Débora y Barac sobre los cananeos, ya que las acciones de Jael conducen a la derrota definitiva de Sisera. El versículo subraya los temas de sabiduría, valentía y las maneras inesperadas en que Dios puede traer liberación. Nos recuerda que Dios puede usar a cualquiera, sin importar su origen o estatus, para cumplir Sus propósitos.