El decimoctavo capítulo de Levítico se centra en la moralidad sexual y las leyes que rigen las relaciones familiares. Dios establece claramente lo que es considerado inmoral, prohibiendo prácticas como el incesto, la homosexualidad y la prostitución. Estas leyes no solo reflejan la santidad de Dios, sino que también protegen la integridad de la familia y la comunidad. La sexualidad es vista como un regalo de Dios que debe ser expresado dentro de los límites del matrimonio, y cualquier desviación de estas normas es considerada una abominación. Este capítulo invita a los creyentes a reflexionar sobre la importancia de la pureza sexual y el respeto por el diseño divino en las relaciones. Al vivir de acuerdo con estas enseñanzas, se promueve una comunidad saludable y en armonía con los propósitos de Dios.
Levítico capítulo 18
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