María es visitada por el ángel Gabriel, quien le transmite un mensaje profundo sobre la concepción milagrosa de Jesús. El ángel explica que el Espíritu Santo vendrá sobre María y que el poder del Altísimo la cubrirá con su sombra. Este lenguaje enfatiza la naturaleza divina de la concepción de Jesús, marcándola como un evento único y sagrado. El término "cubrir" sugiere una presencia protectora y poderosa, recordando la presencia de Dios en el Antiguo Testamento, como la nube que llenó el templo.
El niño que nacerá es llamado el "Santo", subrayando su pureza y propósito divino. Ser llamado "Hijo de Dios" reafirma el origen divino de Jesús y su papel en el plan redentor de Dios para la humanidad. Este pasaje es central en la teología cristiana, ya que introduce el misterio de la encarnación: Dios haciéndose carne en la persona de Jesucristo. Asegura a los creyentes la activa participación de Dios en el mundo y su compromiso de cumplir sus promesas. Este mensaje trae esperanza y tranquilidad, destacando el amor de Dios y la naturaleza milagrosa del nacimiento de Jesús.