Jesús envió a sus discípulos a difundir la buena noticia del reino de Dios. Los preparó para la realidad de que no todos recibirían su mensaje con agrado. Sacudirse el polvo de los pies era un gesto simbólico, común en la tradición judía, que significaba una ruptura con aquellos que rechazaban el mensaje de Dios. No era un acto de ira, sino una advertencia solemne de que la oportunidad de aceptar el reino de Dios estaba presente. Este acto subrayaba la urgencia e importancia del mensaje que llevaban. El reino de Dios estaba cerca, ofreciendo esperanza, paz y salvación. La misión de los discípulos era proclamar esta verdad, y aun en el rechazo, el mensaje permanecía inalterado. La cercanía del reino era una invitación para todos, instándolos a volverse hacia el amor y la gracia de Dios. Este pasaje recuerda a los creyentes la importancia de compartir el evangelio con persistencia y compasión, entendiendo que la aceptación no siempre está garantizada, pero el mensaje siempre es vital.
Aún el polvo que se ha pegado a nuestros pies, os lo sacudimos; pero sabed esto: que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.
Lucas 10:11
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