En el contexto de la parábola del Buen Samaritano, Jesús enseña una lección profunda sobre el amor y la compasión. La historia surge como respuesta a la pregunta de un abogado sobre quién califica como prójimo. A través de las acciones del samaritano, Jesús ilustra que ser un prójimo no se trata de proximidad o lazos sociales, sino de la disposición a mostrar misericordia y bondad. A pesar de los prejuicios culturales, el samaritano ayuda a un hombre necesitado, demostrando un amor que trasciende fronteras. El mandato de Jesús de 've y haz tú lo mismo' nos desafía a actuar con compasión y misericordia en nuestra vida diaria, rompiendo las barreras del prejuicio y la indiferencia. Esta enseñanza nos llama a reconocer la humanidad en todos y a responder con amor y cuidado, encarnando la esencia del mensaje del Evangelio. Al hacerlo, reflejamos el amor de Dios y cumplimos el mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, promoviendo un mundo donde la amabilidad y la empatía prevalezcan.
Y él dijo: El que usó de misericordia con él. Y Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.
Lucas 10:37
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