Dios nos asegura que no debemos temer, pues somos su rebaño querido. Él, en su amor y bondad, nos ha dado el reino. Esta promesa nos llena de esperanza y confianza en su cuidado y protección. Nos invita a vivir con fe, sabiendo que estamos bajo su guía amorosa.
La imagen del rebaño pequeño resalta nuestra vulnerabilidad y dependencia de Dios, pero también su compromiso y amor incondicional hacia nosotros. Nos recuerda que, aunque enfrentemos dificultades, no estamos solos. Dios, nuestro Pastor, siempre está con nosotros, guiándonos y protegiéndonos.