Un ciego, sentado al borde del camino, escucha que Jesús está pasando y comienza a clamar por misericordia. La multitud, tratando de mantener el orden, lo reprende, instándolo a que se calle. Sin embargo, el ciego no se deja desanimar; grita aún más fuerte, dirigiéndose a Jesús como el "Hijo de David", un título que reconoce la línea mesiánica y la autoridad de Jesús. Esta interacción resalta varios temas importantes: la persistencia de la fe, el valor de buscar a Jesús a pesar de las presiones sociales y el reconocimiento de la verdadera identidad de Jesús. La determinación y fe del ciego sirven como un poderoso ejemplo para los creyentes, animándolos a persistir en la oración y la fe, incluso cuando enfrentan obstáculos o desánimo por parte de otros. Su clamor por misericordia subraya la creencia de que Jesús es compasivo y está dispuesto a responder a aquellos que lo buscan con sinceridad. Esta narrativa nos invita a reflexionar sobre nuestro propio camino de fe, animándonos a clamar a Jesús con confianza y confianza, sabiendo que Él escucha y responde a nuestras necesidades.
Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: Hijo de David, ten misericordia de mí.
Lucas 18:39
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