La pregunta sobre el pago de tributos a César es una estrategia diseñada para atrapar a Jesús en un error político o religioso. Quienes preguntan esperan forzarlo a un dilema: si apoya el pago de impuestos, podría ser visto como un respaldo a la ocupación romana, lo que podría alienar a sus seguidores judíos. Por otro lado, si se opone, corre el riesgo de ser acusado de rebelión contra la autoridad romana. La respuesta de Jesús, que sigue a esta pregunta, es tanto sabia como profunda, enseñando que aunque los creyentes tienen obligaciones hacia las autoridades terrenales, su lealtad última es hacia Dios. Este pasaje alienta a los cristianos a considerar cuidadosamente sus roles en la sociedad y cómo pueden honrar a Dios a través de sus responsabilidades cívicas. Resalta la importancia de discernir al equilibrar los deberes terrenales con los compromisos espirituales, recordando a los creyentes que su fe debe guiar sus acciones en todos los aspectos de la vida. Al reconocer ambos ámbitos, Jesús proporciona un modelo para vivir fielmente en un mundo complejo, donde se llama a los creyentes a respetar la autoridad mientras priorizan su devoción a Dios.
¿Es lícito dar tributo a César, o no?
Lucas 20:22
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