En el capítulo 3, Lucas presenta a Juan el Bautista como el precursor de Jesús, quien prepara el camino para su ministerio. Juan aparece en el desierto, proclamando un mensaje de arrepentimiento y llamando a la gente a volverse a Dios. Su bautismo en agua simboliza la purificación y la preparación para la llegada del Mesías. A medida que las multitudes se reúnen para escuchar su mensaje, Juan les advierte que su bautismo es solo un precursor del que vendrá, quien los bautizará con el Espíritu Santo y fuego. Este capítulo culmina con el bautismo de Jesús en el río Jordán, donde el cielo se abre y el Espíritu Santo desciende sobre Él en forma de paloma. La voz del Padre celestial declara: "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia." Este evento marca el inicio del ministerio público de Jesús y establece su identidad divina.
Lucas capítulo 3
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