En medio del ministerio de Jesús, a menudo se encontraba rodeado de grandes multitudes, atraídas por su reputación como maestro y sanador. Personas de diferentes ciudades viajaban con el deseo de escuchar sus palabras y presenciar sus milagros. Esta reunión de individuos diversos subraya el impacto generalizado del mensaje de Jesús y su capacidad para alcanzar a personas de distintos trasfondos.
En este contexto, Jesús eligió hablar en parábolas, un método de enseñanza que utilizaba situaciones cotidianas para ilustrar verdades espirituales más profundas. Las parábolas eran accesibles y cautivadoras, lo que llevaba a los oyentes a pensar críticamente y descubrir las lecciones en su interior. Estaban diseñadas para resonar con las experiencias del público, haciendo que las enseñanzas fueran memorables e impactantes. Al usar parábolas, Jesús no solo comunicaba ideas complejas de manera sencilla, sino que también invitaba a sus oyentes a involucrarse con el mensaje a un nivel personal, animándolos a reflexionar sobre sus propias vidas y creencias.