En este momento, Jesús se encuentra en su pueblo natal, donde experimenta la incredulidad de aquellos que lo conocieron desde pequeño. Su falta de fe lo sorprende, ya que no pueden ver más allá de su identidad familiar como hijo de un carpintero para reconocer su misión divina. A pesar de esto, Jesús no deja que su escepticismo lo desanime. En cambio, avanza, viajando de aldea en aldea para enseñar y compartir su mensaje. Este pasaje subraya el tema de la perseverancia ante la duda y el rechazo. La respuesta de Jesús a la incredulidad no es rendirse, sino continuar su trabajo con determinación y compasión. Sirve como un poderoso recordatorio de que, incluso cuando encontramos resistencia o escepticismo, debemos mantenernos firmes en nuestro propósito y seguir compartiendo nuestras creencias y valores con los demás. El pasaje nos anima a mantener nuestra fe y compromiso, confiando en que nuestros esfuerzos por difundir amor y verdad tendrán un impacto, incluso si no es visible de inmediato.
Y maravillándose de la incredulidad de ellos, recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Marcos 6:6
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