Después de ser transfigurado en la montaña, Jesús instruyó a Sus discípulos a mantener en secreto este evento hasta después de Su resurrección. Esta directiva subraya la importancia del tiempo en el plan de Dios. Los discípulos habían sido testigos de una revelación profunda de la naturaleza divina de Jesús, pero el significado completo de Su misión solo se entendería en el contexto de Su resurrección. Al pedirles que esperaran, Jesús estaba preparando a Sus seguidores para compartir la historia de Su vida, muerte y resurrección en el momento apropiado, asegurando que el mensaje fuera recibido con todo el peso de su significado.
La transfiguración fue un momento crucial que reveló la gloria divina de Jesús y anticipó Su resurrección. Sin embargo, los discípulos no estaban aún listos para comprender o comunicar sus plenas implicaciones. La instrucción de Jesús de guardar silencio hasta después de haber resucitado fue un movimiento estratégico para asegurar que el mensaje de Su sacrificio y triunfo sobre la muerte se compartiera cuando pudiera ser plenamente entendido y apreciado. Esto resalta la importancia de la paciencia y el discernimiento al compartir verdades espirituales, esperando el momento adecuado cuando puedan ser más impactantes.