Jesús envió a sus doce discípulos con una misión que inicialmente se centraba en el pueblo judío. Esta instrucción formaba parte de una estrategia más amplia en su ministerio. Los judíos eran los receptores originales de las promesas de Dios, y Jesús buscaba cumplir estas promesas comenzando su ministerio entre ellos. Este enfoque subraya la importancia de comenzar con la comunidad inmediata y el cumplimiento del pacto de Dios con Israel.
Aunque esta directriz pueda parecer exclusiva, era parte de un plan mayor que eventualmente incluiría a todas las naciones. Después de su resurrección, Jesús ordenaría a sus seguidores que fueran por todo el mundo y predicaran el evangelio a toda criatura. Este enfoque inicial en el pueblo judío fue un paso en el desarrollo del plan redentor de Dios. Nos enseña sobre la importancia de la obediencia, la paciencia y la comprensión de que los planes de Dios a menudo se despliegan en etapas. La misión de los discípulos era proclamar el reino de los cielos y demostrar el poder de Dios a través de sanaciones y milagros, preparando el camino para una mayor difusión del mensaje.