En la parábola de la cizaña, Jesús utiliza la imagen de un campo donde crecen juntos el trigo y la cizaña. El dueño del campo reconoce que un enemigo ha sembrado cizaña maliciosamente entre el trigo. Esto resalta la realidad de que el mal existe junto al bien en el mundo. La pregunta de los siervos sobre si deben arrancar la cizaña refleja un deseo humano natural de erradicar el mal rápidamente. Sin embargo, la parábola enfatiza la importancia de la paciencia y la sabiduría. Arrancar la cizaña prematuramente podría dañar el trigo, simbolizando cómo los juicios apresurados pueden perjudicar a los inocentes o a lo bueno. Esto enseña a los creyentes a confiar en el plan y el tiempo perfectos de Dios para lidiar con el mal. Se alienta a centrarse en cultivar la bondad y la rectitud, confiando en que Dios separará lo bueno de lo malo en Su tiempo perfecto. La historia asegura que, a pesar de la presencia del mal, el reino de Dios prevalecerá y se hará justicia, proporcionando esperanza y guía para vivir en un mundo donde coexisten el bien y el mal.
Y él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres que vayamos y los arranquemos?
Mateo 13:28
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