En la parábola del banquete de bodas, Jesús ilustra el reino de los cielos utilizando la metáfora de un festín nupcial real. El rey, que simboliza a Dios, invita a muchos invitados, representando a la humanidad, a celebrar. Sin embargo, un invitado llega sin la vestimenta adecuada, lo que es una metáfora de estar despreparado o no ser digno. Esta falta de ropa apropiada significa un fracaso en abrazar la justicia y la gracia ofrecidas a través de la fe en Jesucristo. La parábola enfatiza que, aunque la invitación de Dios a su reino se extiende a todos, requiere una respuesta que implique transformación y preparación. Las vestiduras de boda simbolizan la justicia que los creyentes están llamados a vestir, significando una vida transformada por la fe y el compromiso con los caminos de Dios. Esta historia nos recuerda que entrar en el reino de Dios no es simplemente aceptar una invitación, sino también estar espiritualmente preparados y vivir una vida que refleje los valores del reino.
Y cuando el rey entró para ver a los convidados, vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.
Mateo 22:11
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