En este pasaje, Jesús habla sobre las señales que precederán a los tiempos finales. Compara estas señales con los dolores de parto, sugiriendo que aunque pueden ser intensos y desafiantes, no son el final, sino el comienzo de algo nuevo. Los dolores de parto son una parte natural del proceso que lleva a una nueva vida, y de manera similar, las pruebas descritas son parte del desarrollo del plan mayor de Dios. Esta metáfora está destinada a proporcionar consuelo y perspectiva, recordando a los creyentes que a pesar de las dificultades, hay esperanza y una promesa de renovación. La imagen de los dolores de parto también implica que estos eventos son necesarios y tienen un propósito, llevando al cumplimiento de las promesas de Dios. Anima a los cristianos a permanecer vigilantes y fieles, entendiendo que estos desafíos son temporales y que, en última instancia, conducirán a una nueva y gloriosa realidad. El mensaje es uno de perseverancia y confianza en el tiempo y la sabiduría de Dios, sabiendo que Él está en control y que Sus planes son para el bien supremo.
Y todo esto será principio de dolores.
Mateo 24:8
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