Tras la detención de Jesús en el Jardín de Getsemaní, fue llevado ante Caifás, el sumo sacerdote. Este encuentro no fue una reunión casual, sino una asamblea formal de los líderes religiosos judíos, que incluía a los maestros de la ley y a los ancianos. Estos líderes eran figuras influyentes en la sociedad judía, responsables de mantener el orden religioso e interpretar la ley. La reunión en la casa de Caifás simboliza la naturaleza oficial de los procedimientos contra Jesús.
Este momento es fundamental en la narrativa de la Pasión, ya que marca el inicio de los juicios de Jesús, que eventualmente llevarían a su crucifixión. Los líderes religiosos veían a Jesús como una amenaza a su autoridad y estaban decididos a encontrar un motivo para condenarlo. Este evento subraya el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento sobre el sufrimiento del Mesías y destaca la creciente tensión entre Jesús y el orden religioso establecido. También refleja el tema más amplio de la misión de Jesús de desafiar y transformar las estructuras religiosas y sociales existentes.