Los pacificadores son personas que se esfuerzan por mantener la paz y la armonía en sus relaciones y comunidades. Estas personas no solo evitan los conflictos, sino que también trabajan activamente para resolverlos de manera justa y amorosa. Al actuar de esta manera, reflejan el carácter de Dios, quien es el máximo ejemplo de paz y amor. Ser llamados hijos de Dios es un reconocimiento de su esfuerzo y dedicación para vivir de acuerdo a los principios divinos. Este título no solo es un honor, sino también una responsabilidad de continuar promoviendo la paz en todas las áreas de sus vidas. La paz que buscan no es solo la ausencia de conflicto, sino una paz profunda y duradera que proviene de un corazón lleno de amor y comprensión. Esta promesa de ser llamados hijos de Dios nos motiva a ser pacificadores en nuestro día a día, sabiendo que nuestras acciones están alineadas con la voluntad divina.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Mateo 5:9
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