El versículo captura un momento significativo en la restauración de las prácticas de adoración adecuadas en Jerusalén. Después de regresar del exilio, el pueblo de Judá está restableciendo su compromiso con Dios al traer sus diezmos de grano, vino nuevo y aceite de oliva a los almacenes. Estos diezmos eran esenciales para el sustento de los trabajadores del templo, incluidos los sacerdotes y levitas, quienes eran responsables de mantener los servicios y rituales del templo. Este acto de traer los diezmos significa una renovación de la fe y dedicación a los mandamientos de Dios. También subraya la importancia del apoyo comunitario y la responsabilidad compartida en el sostenimiento de la vida religiosa y comunal. Al contribuir con sus recursos, el pueblo no solo está cumpliendo con sus obligaciones espirituales, sino que también está asegurando el bienestar de aquellos que sirven en el templo, promoviendo así un espíritu de generosidad y cooperación. Esta práctica de dar y apoyar a las instituciones religiosas es un principio atemporal que sigue siendo relevante para fomentar la comunidad y el crecimiento espiritual en la actualidad.
Y trajeron todos los de Judá el diezmo de los granos, del vino y del aceite a los almacenes.
Nehemías 13:12
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