En este momento, los israelitas están participando en la Fiesta de los Tabernáculos, también conocida como Sucot, un festival judío significativo que conmemora el tiempo que sus antepasados pasaron en el desierto después del Éxodo de Egipto. Durante este festival, se les instruyó a vivir en refugios temporales, o cabañas, como un recordatorio de la naturaleza transitoria de la vida y de la provisión y protección de Dios durante su viaje. Al construir estos refugios en sus techos, en los patios y cerca del templo, el pueblo no solo estaba obedeciendo la ley, sino también experimentando un profundo sentido de comunidad y fe compartida.
Este acto de construir cabañas era una expresión tangible de su devoción y una forma de reconectar física y espiritualmente con su herencia. Era un tiempo de alegría, reflexión y gratitud, reforzando su identidad como el pueblo elegido de Dios. El festival servía como un recordatorio de la importancia de la fidelidad, la comunidad y la presencia duradera de Dios en sus vidas. A través de esta observancia colectiva, los israelitas pudieron renovar su compromiso con Dios y fortalecer sus lazos comunitarios.